miércoles, 20 de abril de 2016

La organización de la sociedad: en clases

El hecho que existan medios de comunicación empresas, o que exista la prensa obrera no es azaroso. Responde a que la sociedad está dividida en clases. Para comprender esto, los conflictos que existen entre ellas, cómo son leídos por los grandes medios de comunicación, los partidos políticos, los sindicalistas, y demás actores sociales, es necesario un breve estudio  de teoría marxista clásica, la primera en introducir una perspectiva de clase al estudio de la sociedad.

Carlos Marx  (1818-1883) fue el pensador encargado de estudiar las leyes del funcionamiento del capitalismo, sistema en el que vivimos actualmente, en su obra cumbre El capital, aunque vale aclarar que no fue la única que elaboró. 

Una de las primeras nociones que Marx introdujo para el estudio del capitalismo es la de clase social. "Las clases sociales están definidas por las relaciones de producción, es decir, por la forma en que los hombres producen mercancías. En el seno de las relaciones de producción, el papel que ocupa cada individuo está determinado por la división del trabajo, es decir, aquellos que desarrollan una misma actividad -y por tanto están sometidos a unas idénticas condiciones- conforman una clase social. Las clases sociales vienen determinadas por el lugar que ocupan en el proceso de producción de la riqueza"[1]. El motor de la historia es la lucha de clases: “libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada algunas veces y otras franca y abierta…”[2]

Para Marx, las dos clases antagónicas son la burguesía y el proletariado (patrones y trabajadores). Los primeros son dueños de los medios de producción mientras que los segundos lo único que poseen es su fuerza de trabajo, que se ve obligada a venderla para poder subsistir. La fuerza de trabajo es la encargada de la producción de otras mercancías, que poseen dos valores: de uso y de cambio. ¿Qué quiere decir esto? Que para que un producto sea considerado mercancía debe poder ser usado y además intercambiado. Lo que determina el valor de las mercancías es el tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción. “Una vez que ha comprado la fuerza de trabajo el poseedor de dinero tiene derecho a consumirla, es decir, a hacerla trabajar durante un día entero, por ejemplo, durante doce horas. En realidad, el obrero crea en seis horas (tiempo de trabajo necesario) un producto con el que cubre los gastos de su mantenimiento; durante las seis horas restantes (tiempo de trabajo suplementario) crea un plusproducto no retribuido por el capitalista, que es la plusvalía [negrita del editor]”.[3]

Esta relación de explotación en la que el burgués se apropia de parte del valor creado por el trabajador es permitida y reglamentada por el Estado, razón por la cual Marx llega a la conclusión que su carácter de clase es burgués. En otras palabras, el Estado es un instrumento de una clase para dominar a otra, y en palabras del propio Marx “es la junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”. La aparición del Estado y distintas formas jurídicas ocurrió debido al avance de la técnica que permitió un  excedente de producción apropiado por un pequeño sector de la sociedad.




[2] Marx, K. y Engels, F. (2008). “Burgueses y proletarios”, en El Manifiesto Comunista. Ediciones Libertador, Buenos Aires.

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